Pareciera ser una tarde incomparable e inigualable a cualquier otra, si!… todo sembraba tranquilo, se podría decir que era casi una tarde perfecta, una tarde en el que se puede narrar una de las tantas historias que pasan por la mente en milésimas de segundos..., fantasías, sueños, imaginaciones de la mente.
En silencio veía y sentía como la brisa acariciaba una y otra vez los rostros de la gente, veía como el sol y su esplendor moría, y como la luna desde halla arriba miraba callada, yo sabia que ya nada me detendría, cerré mis ojos y seguí mi rumbo, a ese mundo desconocido, a ese mundo que habita dentro de los sueños, dentro de las fantasías y dentro las imaginación es.
Mi mente se fue por lugares ocultos, descubriendo mundos perdidos, traspasando horizontes in imaginarios, ambientes oscuros, tierra llena de espinas.
De pronto me encontré paseando por bosques y pantanos profundos, remolinos en acción se devoraban todo lo que tenían a su alcance, monstruosidades de mundos perdidos inexplorado s, fuerza oculta desprendían los aires, cuanta tristeza en ese ambiente se respiraba, fuerte era el viento que polvo de oro levantaba, y a mis ojos llegaban y los cegaba.
Inexplicables imágenes y momentos en el que la mente me llevaba, pálida era la atmósfera, las ansias me embargaban, rosas perfumadas que las quemaban un fuego transparente, y de aquellas rosas solo chispas y cenizas quedaban.
La aurora en la lejanía se veía, y desde donde estaba tan claro y nítido lo veía, luces de colores traspasaban los aires, yo queriendo tocar aquella maravilla creada, pero no podía.
Luz y penumbra bien separadas y marcadas estaban, los colores en su lugar se encontraban, desde aquel rincón en el que cada color su ámbito alumbraba.
El viento arrastro lentamente mi cuerpo y me llevo a observar las risas banales de gente perdida, de gente con rostros diferentes, murmullos misteriosos, cuervos negros de los bosques salían, música excéntrico escuchaba, golpes de látigos el eco a mis oídos traía.
Parecían días interminables, la garganta seca la tenia, la sed me consumaba, y por ningún lado encontraba un arrollo de agua fresca para poder beber y calmar la sed que me embargaba, sentía morirme, de un trato el ambiente se lleno de niebla, y sentí las corrientes frías que me envolvían y perturbaban mi ser, sentí muchísimo frió y de pronto detrás de esa neblina, detrás de esas heladas, vi venir una sombra, sus pasos no lo sentía, silencioso y lentamente se acerco a mi, sentí sus ojos desnudar mi alma y aquellos ojos leyeron mis pensamientos.
En este mundo no existían los sentimiento s era un mundo frío, macabro, de aquel ser de su boca salía solo veneno, palabras engañosas, en medio de lo irreal, de las fantasías y los sueños, la inconciencia jugaba un macabro juego.
Un juego que hizo que volvieran a mi mente, tiempos olvidados, tiempos perdidos, tiempos enterrados, tiempos de aguas grises, en penumbra, sin sol, sin resplandor.
Nuestros cuerpos desequilibrados en medio de la oscuridad y el abismo iniciaron un baile prohibido, sentía como me acariciaban sus frías manos, mi mente se enloquecía y mi cuerpo se estremecía, sentía desgarrarme el alma por dentro, mas la mente continuaba a introducirme mas adentro de lo que yo me imaginaba.
Dominada por deseos y descubrimientos que encarcelaba n y atrapaban mi mente, las espinas eran nuestra almohada y hojas secas caían sobre nuestros desnudos cuerpos, después del descifrable evento.
Sentí como su corazón le dolía de aquel cuerpo que emanaba locura, lujuria, placer y deseo, sus manos frías subieron y tocaron su cabeza pensativa, porque ni el mismo se lo creía, que el sentimiento y el amor fuera de su mundo existían.
El amor que entro en su corazón inicio a quemar toda parte indeseable y repudiable de su ser, nieblas tórridas en aquel mundo donde inmortales vivían, inicio a cambiar, sentía como el amor quemaba sus entrañas, aquel amor que en un segundo entro en su mundo, sentía perderlo todo y se dolía.
Mis ojos se humedecieron y comencé a sentirme nada, no podía contra aquel ser, que de dolor gritaba, transforme su mundo, transforme su cuerpo, en su dolor me entrego una rosa negra, como aquel mundo en penumbra que dentro de nada no existiría y tan fría como sus propias manos que sentí al acariciar mi cuerpo.
Aquel ser que dibuje con la mente ya de el nada quedaba, se transformo en elegancia y las alegrías volvieron, las risas y las làgrimas, el tramonto, lo creado, la aurora boreal, las fantasías y los sueños, el amor y los sentimientos.
La paz ahora gobierna en ese mundo, que fue creado con la imaginación de la mente, en una tarde soleada y llena de ensueños.
AUTORA: ARACELY D.
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